El cuero es un material natural muy noble y fuerte. Con los debidos cuidados, deberían durar por muchos años.

 

  • No sobrecargar los productos de cuero. El cuero tiene la capacidad de estirarse y moldearse con facilidad a las formas y el exceso de relleno puede provocar bultos indeseados en la superficie del cuero.

 

  • No exponer a los rayos directos del sol. El aire caliente y seco puede resecar y dañar el cuero.

 

  • No exponer a lugares húmedos y cerrados, ya que puede resultar en el crecimiento de moho/hongos.

 

  • Nunca sumergir en agua y menos aun intentar lavar en un lavarropas.

 

  • En caso de que el producto se humedezca o entre en contacto con agua, pasar un paño limpio y seco. Un poco de lluvia no le hará ningún daño. Dejarlo secar a la sombra, en un lugar ventilado y a temperatura ambiente. Nunca dejar cerca de un radiador, al sol o fuentes de calor.

 

  • Si el producto se ensucia, limpiarlo con una esponja levemente humedecida y en caso de ser necesario usar un poco de jabón neutro. Limpiarlo suavemente y no frotar con fuerza.

 

  • Nunca utilizar jabón de glicerina, limpiadores abrasivos, barniz, detergente u otros productos de limpieza, alcoholes o agua de amoníaco ya que sus daños son irreversibles.

 

  • Para que los cueros se vuelvan más resistentes al agua y la suciedad, podés optar por engrasar el cuero o tratarlo con algún bálsamo/acondicionador. Estos productos se comercializan en zapaterías y locales de reparación de calzado.

 

  • En caso de necesitar una limpieza más profunda, nuestra recomendación siempre es que lleves el producto a una tintorería profesional.

 

  •  Contemplar que los colores oscuros pueden transferir color a otras prendas, como por ej. Telas claras